lunes, 1 de marzo de 2010

Nenya

Cuando me dirigí a la cama estabas enroscada a los pies
Hecha un ovillo, profundamente dormida, al parecer.
Con cuidado retiré el edredón para tus sueños no entorpecer,
Y al meterme debajo sin ruido sin querer te desperté.

Abriste con pereza tus ojos de color ambarino
Con tintes verdes pequeños a tus pupilas adheridos.
Tu vista fijaste en mí, con tranquilidad y cariño,

Te desperezaste primero,
arqueaste la espalda luego,
y a mi almohada dirigiste tu destino.

Te sentaste en ella en silencio pidiendo permiso
Esperando que un hueco se abriera bajo mi edredón calentito
Introducirte en él, buscando un pequeño sitio
Que sea de tu agrado,
junto a mi regazo,
para hacerte de nuevo otro ovillo.

En cuanto cogiste postura empezaste con tu canto especial
Ese ronronear profundo que al alma cansada consigues calentar
Con esa serena presencia y silenciosa majestuosidad
Que trae tanta paz a este espíritu intranquilo, tanto bienestar.

Y quieta me quedé de nuevo intentando no violentar
Ese momento mágico que noche tras noche me regalas sin pensar
Que tu compañía destila amor, cariño, alegría, tranquilidad,
Y que mis sueños arropa una noche tras otra, una vez más.

Por la mañana juegas con hilos, lazos y cordones,
Como si fueras salvaje cazando ratones.
O con pelotas de papel que robas por los rincones
Con esa inocencia perenne, esa delicia de emociones
Que risas y sonrisas atraes con estas persecuciones.

A Napoleón le cazabas vivos atontados moscones
Que le entregabas de tus fauces para que él aprendiera lecciones.
Hasta que una vez que creció y empezó a exigirte a empellones
Reemplazar tu puesto, tu soberanía, rebajar tus galardones.

Un año ha pasado ya del inicio de estas discusiones
Que la experiencia te ayuda a superarlas triunfante,
Pese a tu pequeño tamaño, tu sereno semblante.
Con la magnanimidad que ese cargo te da, sin rencores
Al aseo diario a Napoleón le ayudas sin contemplaciones.

A los bolsos de los extraños les pegas restregones
Camelándote a unos y a otros con tus atenciones
Ronroneando sin parar pidiéndonos luces de colores
Convirtiéndote en la Reina de nuestros corazones.

Y es que tú mi gata, mi amiga, mi compañera,
Llegaste a mi vida de repente sin pensar.
Cuando a Nano llevé un día al veterinario a vacunar
Y te vi allí con tus hermanos sin parar de jugar.

Sólo ojos y orejas toda tú eras entonces
en los huesos estabas, al verte, a los ojos nos venían lagrimones.
Pero esa alegría de vivir, esa inacabable energía
Hizo enamorarme de ti desde dentro, día a día.

Semanas transcurrían y nadie quería a su casa llevarte
Se me encogía el corazón al saber que te rechazaran por tu pelaje
Negro como el tizón, como el carbón, como el azabache tan brillante.
Como si tú, bello ser, fueras parte de un Akelarre.

Y un día que ya no pude más me decidí en silencio acogerte
Llevé conmigo a mi pequeño para, junto con tu hermana, verte
Y no veas la alegría sentida cuando a él también el corazón robaste
Al decidir él, mi retoño, mi niño, que a nuestra vida te incorporases.

Nano y Norman gruñendo a tu paso salieron a recibirte
Y tú con tu rabo enhiesto de ellos caso omiso hiciste
olímpicamente pasaste de ellos cuando los rincones recorriste
Y tras todas las habitaciones de explorar al fin terminaste
Tu hogar, tu reino, tu morada en esta casa convertir decidiste.

Cansada de tanto trajín enseguida te dormiste
Dejando a los otros gatos estupefactos con este envite
despreciando su agresividad velada al ignorarles
haciendo que a los dos días tenerles trayéndote sus juguetes
Para correr contigo, jugar sin parar ni distracciones.

Comías a demanda, en pequeñas raciones,
Y enseguida, a las pocas semanas tu peso natural cogiste
Haciendo de ti esa gata magnífica, bella, risueña y radiante
Inspirando que a ti, yo te componga bellas canciones.

Y mientras anoche el sueño me vencía
La inspiración de estos versos a mi mente arrecía
Tentándome a levantarme para garabatearlos en algún papel
Deprisa y corriendo, de tropel en tropel.

Sin embargo, ese instante dejé correr
Ya que a mi lado preferí tu presencia retener
Confiando que esa musa a la mañana volver
De visita a mi casa venirse, al amanecer.

(Sí... ya sé que necesita ajustes. Es que en su momento no fui capaz de encontrar las palabras para encajar ciertas ideas, por eso dejé la idea puesta de cualquier manera a la espera de siguientes retoques.)

(18/04/07)

No hay comentarios:

Publicar un comentario